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Conectando con un egrégor

07-09-2022 / Escuela Sol Ahimsa

Por Rafael Rishi

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¿Cómo se siente al conectar con un “egrégor” y no con la información del Registro Akáshico?

Hay falsas sensaciones de paz. El ser humano está preso de informaciones de paz y de amor, que no son lo que muestran.

Conectar con un egrégor es prácticamente imposible de detectar para un ser humano que está buscando desde su vanidad o desde su ego aquellas situaciones que le den las respuestas que su mente racional quiere tener. Con ese lugar se estaría conectando cuando hacemos una autolectura o una sesión de Registros Akáshicos para otras personas.

Si esto se viera como un gráfico, la imagen resultaría sencilla. Estaríamos tratando de conversar con una voz elevada de consciencia, pero nos encontramos frente a un domo, una burbuja, o una red curva en donde están pequeñas notas pegadas con respuestas prefabricadas, a manera de lugares comunes predeterminados y provenientes de un inconsciente colectivo.

Ver de pronto toda esa falsa felicidad con diferentes formas: información de falsos maestros, la falsa abundancia, la falsa magia, en fin, todo se visualiza como recetas rápidas para el crecimiento espiritual.

En un egrégor encontramos un sinnúmero de sustancias espirituales adictivas, placebos para el alma, construcciones y entes que empiezan a tener vida propia. Todo esto para una humanidad desesperada en un absurdo círculo vicioso de buscarse fuera.

La información contenida en un egrégor, muestra el desempeño cotidiano de un ser humano y su esfuerzo de conectar con un ser externo a sí mismo, qué le brinde las respuestas que su alma busca para una orientación espiritual.

Al conectar con un egrégor se disfrazan los programas presentes en cada ser. Los seres humanos estamos cargados, en mayor o menor grado, de programaciones mentales, emocionales, energéticas, físicas o espirituales. Desde la conexión con esa red, esto se pretende invisibilizar, o su información será aceptada consciente o inconscientemente vida tras vida.

En el egrégor se lanzan “distractores” cuando empezamos a culpabilizar a una raza o una cultura; se pretende estigmatizar. Se colocan dogmas por sobre la sabiduría y el conocimiento.

El egrégor se nutre de estos seres que buscan verdades fuera de si mismos. Esta entidad va creciendo y construyéndose a si misma como una red mucho más compleja, mucho más fina en las respuestas que “brinda”. Por ello y de pronto entre tantos seres humanos y tan diversos entre sí, se empieza a encontrar la misma respuesta a las múltiples preguntas de las personas. Esa respuesta “única” es la de un egrégor con el cual se conecta en función de tratar de leer una información de alma o información energética como la del Registro Akáshico.

El conectar con un egrégor nos llena de amuletos, de santos y de dioses; de entidades que se muestran supuestamente más sabias que nuestra propia consciencia. A través de un egrégor, se descargan técnicas, formas de sanación “milagrosas”, respuestas rápidas que no demandan ningún esfuerzo del ser humano que está buscando despertar a su propia realidad.

Por lo tanto, estamos conectando la gran mayoría del tiempo cuando supuestamente leemos Registros Akáshicos, con infinidad de egrégores, que lejos de acercarnos a una gran verdad individual o dar luces acerca de nuestros planes álmicos, nos alejan de nosotros mismos acercándonos a un rebaño de inconsciencia.

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